Los Boston Celtics se impusieron a los Lakers la pasada madrugada por una espectacular diferencia de 39 puntos (131-92). Garnett, Pierce (MVP), Allen y compañía demostraron sobre el mítico parqué de Boston que son los mejores de la NBA. Juntos lideraron a unos Celtics que destrozaron al equipo angelino por todos los costados. El sueño de Gasol deberá esperar, no sabemos cuánto, pero este año ya es seguro que el anillo aparecerá en Boston. Ni Kobe, ni el propio Pau, ni Phil Jackson... ni siquiera Jack Nicholson pudieron levantar el ánimo de los Lakers en cada partido de la final. Remontadas como la del cuarto partido (el del 3-1) son las cosas que destrozan una final, porque que te remonten 25 puntos en un cuarto -y encima en casa- no tiene perdón, y ahí fue donde los Celtics demostraron, además de que son un gran equipo, que no se rinden en ningún momento. Así es como se ganan los partidos... y las finales.
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